LA RAZÓN

A lo largo de nuestra vida tenemos un sin fin de experiencias.

Situaciones diferentes donde se tocan todos los aspectos posibles de nuestra persona.

En muchas ocasiones vemos que hay eventos que son predecibles, según el ritmo que nuestra vida lleve. Algo así como “si sigues por ese camino, llegarás a tal destino”.

Pero en otras, pueden presentarse experiencias azarosas que nos movilizan de tal manera, que nos empujan a la búsqueda de nuestro eje nuevamente.

En un punto de mi vida me vi viviendo en un lugar ajeno, llegué a Chile sin pensarlo ni planearlo.  Si bien desde mi época de universitario ya estoy lejos de lo que fue mi primer hogar, siempre he añorado a los míos. No hay distancia que rompa los vínculos verdaderos.

Y si con nuevas metas, se fue desarrollando mi vida donde estoy ahora, pero siempre con la pregunta de él “que hubiese sido si…”.

De pequeño mis juguetes preferidos eran cuadernos y lápices, con los cuales podía pasar tardes completas dibujando y escribiendo historietas. Después llegaron los títeres, y con eso me convertí en un pequeño narrador de historias.

Con el tiempo ese talento (o no), quedó relegado, opté por una profesión más rígida.

Pero tal como comentaba antes, algo hizo click dentro mío y me dije a mi mismo, ¿porque no? ¿Porque no volver a contar historias?

Entonces una serie de eventos gatillaron en mi la necesidad de volver a contactarme con lo que deje de lado y cumplir esos anhelos olvidados.

De mi gusto por la fotografía y del sacar del baúl al cineasta frustrado, ambos pasatiempos de un simple aficionado, nació la idea de poder contar con imágenes mis experiencias.

Pensé en lo siguiente:

“Siempre parece imposible, hasta que se hace.”

Y si nomás di el primer paso.

¿Qué puedo perder? Nada. ¿Qué puedo ganar? Absolutamente todo, el solo hecho de poder darme el espacio para hacer lo que hago me hace plenamente feliz.

Entonces, ahora te hago participe de mis aventuras…